NOIMISTI

Es el blog oficial de la Asociacion Civil NOIMISTI, donde expondra las diferentes acciones y propuestas que realiza como institucion, con el fin de generar sinergias y alianzas a favor de las comunidades andinas y amazonicas para su desarrollo sostenible con identidad.

30 set. 2008

El peor enemigo de la Amazonia: el Gobierno brasileño

ELPAÍS.com - Madrid - 30/09/2008

El Ministerio de Medio Ambiente de Brasil denunciará a un órgano del de Economía por ser el mayor talador en el pulmón del planeta

El Ministerio de Medio Ambiente brasileño presentó ayer un listado de los 100 peores madereros que operan en la selva amazónica y responsables de que la deforestación en uno de los principales pulmones del planeta haya crecido en un 338% desde el año pasado. Sólo el pasado mes de agosto, fueron talados 735 kilómetros cuadrados de selva, según muestran las imágenes de satélite empleadas para la realización del informe.

Paradójicamente, encabeza la lista el Instituto Nacional de Colonización Agraria (INCRA), dependiente del Ministerio de Economía del país. El titular de Medio Ambiente, Carlos Minc, explicó que su ministerio tenía intención de llevarlos a todos ante los tribunales, incluidos, naturalmente, sus colegas de Economía, responsables directos e indirectos de la tala de 220.150 hectáreas. El centro ha aclarado que la destrucción podría ser mayor, ya que las nubes han impedido analizar un cuarto de la superficie amazónica.

Minc anunció también la creación de una fuerza policial fuertemente armada de 3.000 hombres para perseguir la tala ilegal. También acusó a los alcaldes locales de tolerancia con las madereras con la esperanza de ganar votos de cara a las ya cercanas elecciones municipales.

La asociación ecologista Greenpeace, ha acusado al Incra de otorgar zonas de bosque tropical a compañías madereras y de crear asentamientos ficticios para sortear la legislación. Atribuyen el aumento de la deforestación a la subida mundial del precio de los alimentos, que lleva a ganaderos y granjeros a allanar más zonas de selva para obtener más superficie para pastos y cultivos, mayoritariamente de soja.

El hecho de que el Incra encabece la lista de peores enemigos de la selva amazónica amenaza con reforzar las acusaciones de los terratenientes a los campesinos pobres de que son ellos los responsables de la tala ilegal, según informaba el diario británico The Guardian. El Incra tiene entre sus funciones la distribución de la tierra entre los más pobres.

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/peor/enemigo
/Amazonia/Gobierno/brasileno/elpepusoc/20080930elpepusoc_7/Tes

28 set. 2008

Perú pierde US$ 222 millones al año por tala ilegal de bosques, afirma ministro Brack


Lima, set. 27 (ANDINA).- El ministro del Ambiente, Antonio Brack, informó hoy que el Perú pierde aproximadamente 222 millones de dólares por la tala ilegal de los bosques en diferentes partes del territorio peruano.




“El país pierde 150 mil hectáreas al año y si calculamos que cada hectárea tiene cinco metros cúbicos de madera de primera aprovechable, estamos hablando de que se pierde casi un millón de metros cúbicos de madera y que son 222 millones de dólares al año que perdemos”, refirió.
Manifestó que la tala ilegal es un problema local porque la gente depreda los bosques debido a no les sirve para nada tenerlos en pie y destruirlos para poner un chacra de cultivos como el maíz.


“Eso ocurre porque no están capacitados aunque ya se puede ver que en muchas partes del Cusco la gente está comenzando a conservar sus recursos turísticos y naturales porque saben que les va a producir un ingreso o ya les está produciendo”, refirió.


En ese sentido, indicó que si no se involucra a las personas de las diferentes localidades del Perú en el cuidado de los recursos naturales entonces se convertirán en personas con ideas “anti empresa” y “anti ecología”.


“Pero si los involucras y les demuestras que un bosque puede valer más de pie que talado, pues lo van a conservar porque la gente no es tonta, la conservación pasa por la billetera y punto”, enfatizó.


Puntualizó que el Ministerio del Ambiente ha adoptado la política de proteger los bosques amazónicos que aún nos quedan porque esa es una decisión de gobierno.


“No vamos a permitir la tala de bosques primarios amazónicos para biocombustibles o cosas por el estilo, además vamos a desarrollar alternativas de producción de bosques que sea eficiente y rentable para la gente, para que así se conserven los bosques”, dijo.


Asimismo, mencionó que el Ministerio del Ambiente coordinará con los ministerios de Comercio Exterior y Turismo, de Agricultura y del Interior, algunas medidas para mejorar la supervisión de los bosques.


“Ahora tenemos 250 efectivos de la Policía Ecológica para 66 millones de hectáreas de bosques en la amazonia y eso es un chiste pues no hacemos nada porque hay que patrullar ríos, por eso debemos tener más efectivos para que se cumpla la ley”, refirió.
Recordó que el Congreso de la República ya aprobó la ley que aumenta las penas para los delitos ambientales y establece que la tala ilegal ahora tenga pena de cárcel.


“Antes nadie se iba a preso por talar miles de arboles de caoba, pero ahora sí”, enfatizó.
Por otro lado, adelantó que su despacho organizará los días lunes y martes de la próxima semana un foro sobre el cambio climático y se mostrará la experiencia de las empresas que han sido eficientes en sus operaciones y no afectan el medio ambiente.


“Y en marzo vamos a lanzar el premio del medio ambiente, El Arbol de la Quina, para las empresas eficientes y que sirven de modelo”, señaló.


(FIN) EBS/EBS

16 set. 2008

La Amazonía albergaba civilizaciones complejas y bien organizadas

Antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI, la Amazonía no era un gran territorio virgen poblado por algunos indígenas primitivos, sino que albergaba sociedades complejas y bien organizadas en "ciudades" comparables a las de la Grecia antigua, según investigadores estadounidenses y brasileños.

"En los siglos XVI y XVII los conquistadores no encontraron a unos pocos indígenas aislados que vivían solo de la caza, sino poblaciones importantes ya sedentarias, que cosechaban alimentos y tenían sistemas sofisticados de represas. Eso destruye el mito de una Amazonía primitiva completamente virgen", declaró a la AFP Bruna Franchetto, del Museo Nacional de Rio de Janeiro.

Esta lingüista brasileña colaboró con dos antropólogos- el estaodunidense Michael Heckenberger de la Universidad de Florida y el brasileño Carlos Fausto, del Museo Nacional de Rio- en excavaciones arqueológicas en el centro de Brasil que mostraron que entre los años 1.200 y 1.600 d.C. hubo civilizaciones "urbanas" implantadas en la región del Alto Xingú.



Las conclusiones de estas investigaciones fueron publicadas recientemente en la revista estadounidense Science.

"Hablar de urbanismo en la Amazonía tiene una connotación provocadora" , reconoce Franchetto, pero según ella las poblaciones no estaban "dispersas y perdidas en la selva, sino bien planificadas y conectadas entre sí por una red de rutas".

"Entre 50.000 y 100.000 personas vivían en la región del Alto Xingú, que tiene una superfície de 30.000 Km2", precisa.

Las investigaciones en los sitios arqueológicos donde hoy habitan los indios Kuikuro comenzaron en los años 90 y ya fueron objeto de un primer artículo en 2003 en Science.

Los científicos elaboraron un mapa de las ciudades precolombinas del Alto Xingú, hoy cubiertas de vegetación, a partir de vestigios arqueológicos, imágenes de satélite y tecnología GPS. Los investigadores también recibieron la ayuda fundamental de los Kuikuros para identificar sus sitios ancestrales.

La ocupación de la tierra era sistemática y se hacía según los principios astronómicos, ecológicos y culturales. Los indios aprovechaban, por ejemplo, los períodos de solsticios para construir sus carreteras.

Las ciudades, donde vivían hasta 2.500 indígenas, eran independientes políticamente, pero vinculadas geográficamente y socialmente, principalmente por ceremonias religiosas.
Estas urbes estaban protegidas por muros de madera de más de 2 km de largo, y los indígenas vivían en grandes cabañas colectivas de paja.

Actualmente, las poblaciones Kuikuro guardan ese modelo, pero los indígenas son menos numerosos.

La producción se centraba en la cultura de la mandioca, con otros cultivos anexos, como el pequí, un fruto brasileño. "Los indígenas del Xingu conocen todavía hoy más de 20 variedades de mandioca", destacó la investigadora.

Alrededor de las ciudades, los investigadores encontraron vestigios de represas usadas para retener peces y tortugas.

Los investigadores esperan que los resultados de su estudio podrán contribuir a la elaboración de un modelo de desarrollo menos devastador para la Amazonía. "El modelo ideal no es seguramente la monocultura de la soja", destacó Carlos Fausto.

De los 190 millones de habitantes de Brasil, subsisten alrededor de medio millón de indígenas en reservas, según la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), que calcula en un millón los indígenas hoy en el país.

Fuente: [Ukhamawa: Noticias Indigenas], http://espanol.%20groups.yahoo.%20com/group/%20ukhamawa/http://ukhamawa.blogspot.com/

4 set. 2008

Dos miradas diferentes e iguales, al mismo tiempo: Campodonico y Vargas Llosa

Dos discursos paralelos, similares y diferentes. Juzquen por Ud. mismos:

Amazonía y Explotación Petrolera
Por Humberto Campodónico

En los últimos años el número de concesiones para la exploración y explotación de hidrocarburos en la Cuenca Amazónica sudamericana ha aumentado considerablemente. Así, en el 2002 el número de bloques totales era de 30, quintuplicándose a 151 bloques en el 2007. La mayoría de los bloques están en la etapa de exploración: 67% en el 2000 y 89% en el 2007. Esto evidencia que los gobiernos tienen políticas activas con el objetivo de promover esta actividad en la Amazonía (1).

Estos 151 bloques (en Perú se les llama lotes) ocupan 52 millones de hectáreas (Has) en la Amazonía, correspondiéndole al Perú el 70% del total (ver cuadro). Le siguen Brasil y Ecuador, con el 13 y el 10% del total, respectivamente. Más atrás vienen Bolivia y Colombia, con el 6 y el 2%. Hay que señalar que la mayor parte de producción de gas de Bolivia deriva de Tarija, y la de petróleo, de Santa Cruz, departamentos que no forman parte de la Cuenca Amazónica. En Brasil, el 95% de la producción proviene del Atlántico.

Si analizamos la cantidad de Has actualmente en explotación, Ecuador ocupa el primer lugar con 5 millones, seguido por Perú con 1.7 millones (Lotes 8 y 1AB, operados por Pluspetrol y una empresa china). Más atrás vienen Brasil y Colombia, con cantidades menores. En Bolivia no hay bloques productores en la Cuenca Amazónica.

Pero la cosa cambia con la exploración. En el Perú hay nada menos que 35 millones de Has en esa actividad, incluyendo las otorgadas el año pasado (no se incluyen, lógicamente, los lotes a licitarse en los próximos meses). Sucede que en el Perú se licitan lotes enormes, de un (1) millón de Has cada uno (lo que ha sido criticado), mientras que en otros países, como Colombia y Brasil, cada bloque tienen una cantidad menor de Has, lo que permite concentrar los esfuerzos de exploración.

Después siguen Brasil, Bolivia y Colombia con cantidades menores. En Ecuador, no se han licitado bloques en los últimos años debido a motivos políticos, y hay un compás de espera para conocer lo que establece su nueva Constitución.

Este incremento exponencial trae serios problemas. En la Cuenca Amazónica existen alrededor de 21 Áreas Naturales Protegidas -que constituyen verdaderos paraísos naturales y tienen una gran biodiversidad- sobre las cuales se han superpuesto bloques petroleros. Un gran número de comunidades nativas también se ven afectadas por el uso de sus territorios, así como por la contaminación del agua.

Ecuador y Perú son los países en los que la superposición es mayor, con 18 casos, es decir el 86% del total de ANPs afectadas en toda la Cuenca. Situación similar ocurre en estos dos países con los territorios de las comunidades indígenas afectados por la actividad hidrocarburífera. Es importante, por ello, un nuevo enfoque en la legislación petrolera, lo que será materia de un próximo artículo.

Tienen entonces razón en protestar las comunidades nativas cuando, desde Lima, se añadió un atentado más contra la propiedad de sus tierras, con los DL 1015 y 1073. Desde esta columna nos alegramos con ellos por su derogatoria en el Congreso.

(1) La información de este artículo proviene del estudio de la WWF, “Estado y Tendencias de las Industrias Extractivas (Petróleo y Gas) en la Amazonía”, de próxima publicación.

Fuente: http://www.servindi.org/archivo/2008/4589

El petróleo de los campesinos.
Alvaro Vargas Llosa
Washington, DC.

El reciente conflicto entre el gobierno peruano y miles de indígenas de la Amazonía por el intento del presidente Alan García de facilitar la venta de tierras de las comunidades nativas ha despertado poca adrenalina internacional. Pero el tema ofrece grandes lecciones para un continente en el que la tensión entre modernidad y tradición es de nunca acabar.

En mayo y junio de este año, el gobierno promulgó dos decretos legislativos que redujeron el grado de consentimiento necesario para que las comunidades nativas puedan enajenar sus tierras. La ley vigente exigía el voto de dos tercios de los miembros de la comunidad, mientras que los nuevos decretos sólo exigían el consentimiento de la mitad en asamblea abierta. Los decretos abarcaban a todo el país, pero generaron una monumental rebelión en la jungla amazónica, un área rica en hidrocarburos destinada a la exploración petrolera y gasífera, y en la que trescientos mil indígenas viven en una pobreza abyecta.

Ante la presión de organizaciones no gubernamentales y líderes de movimientos indígenas, el Congreso peruano finalmente derogó los decretos, pero el gobierno procura rescatar parte de su propuesta mediante alguna negociación.

Las autoridades sostienen que una modificación de las leyes proteccionistas conducirá a la modernización de las regiones más paupérrimas del país gracias a una masiva inversión privada. Los críticos dicen que los nativos serán fácilmente manipulados por grandes empresas, cuyos proyectos energéticos harán estragos en el medioambiente y en las comunidades selváticas.

La confrontación política ha desvirtuado el verdadero problema, que es el de la propiedad del subsuelo. Como en otras partes de América Latina, el Estado peruano es desde hace siglos el propietario del subsuelo. Eso implica que, a diferencia de lo que sucede por ejemplo en los Estados Unidos, si una persona, familia o comunidad detenta la propiedad de una parcela de tierra, no es dueña de lo que está debajo.

Este conflicto de intereses provoca desastres. Cada vez que un gobierno alienta el desarrollo económico invitando a las empresas mineras y energéticas, foráneas o locales, a invertir en un proyecto, los residentes del área en cuestión o sus alrededores, por lo general campesinos, se sienten amenazados. Como la única manera que tienen de protestar eficazmente es seguir a los políticos y grupos de presión que hablan en su nombre, los comuneros se aglutinan detrás de individuos interesados, más bien, en sus ideas socialistas acerca del desarrollo o en sus carreras.

La propiedad estatal del subsuelo se basa en leyes coloniales que, según Enrique Ghersi, académico peruano que propone terminar con la propiedad estatal del subsuelo, han sido groseramente malinterpretadas. Los principios universales de propiedad que se remontan al derecho romano reconocen que los individuos que poseen un título sobre un bien inmueble prolongan su dominio por debajo de la superficie.

En el conflicto peruano, hay, además, otro tema de principios. Las normas que exigen el voto de dos tercios para que una comunidad venda sus tierras son una imposición colectivista de raíces ancestrales muy dudosas. Se retrotraen a la época colonial, cuando bajo la presión de la Iglesia Católica la corona española procuró proteger a la población nativa de las exacciones privadas de los colonos ibéricos. Ese tratamiento legal fue empeorado en épocas contemporáneas con experimentos socialistas que obstaculizaron el desarrollo de los nativos peruanos.

Los dirigentes indígenas que invocan la “tradición” para mantener el voto de los dos tercios tiemblan, por supuesto, ante la idea de permitir a su propia gente escoger libremente. En esto, el Presidente acierta cuando quiere que los comuneros tengan más libertad de elección. Pero como el Estado es dueño del subsuelo, lo que debería ser una disputa entre campesinos ansiosos de ejercer sus derechos individuales y los dirigentes comunales que se interponen en su camino se ha vuelto una lucha por la “supervivencia” del pueblo indígena contra un gobierno que pretende que las grandes corporaciones petroleras usurpen su riqueza.

Si los campesinos poseyesen el subsuelo y sus recursos, imagínense ustedes la rebelión que tendría lugar en muchas comunidades de los Andes y de la Amazonía contra los dirigentes de organizaciones como la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana, que ha encabezado la reciente movilización contra las autoridades. ¿Cómo le dirían a un campesino sentado sobre miles de millones de dólares de gas o petróleo y ansioso por vendérselo o dárselo en concesión a un inversor privado, o por asociarse con él para explotarlo, que la “tradición” lo obliga a permanecer miserablemente pobre?

(c) 2008, The Washington Post Writers Group